En medio de la polémica por la mala relación con su entrenador, Francesco Totti fue el gran protagonista del encuentro de la Roma frente al Torino. Entró, con el partido perdido (1-2), en el minuto 86. Spalletti le dio la opción a la desesperada y, probablemente, sin grandes esperanzas. Totti solo tardó 15 segundos en igualar la contienda y tres minutos más tarde consiguió el 3-2 definitivo.
El Olímpico se rindió una vez más a su talento y su capacidad anotadora. Ignorando los 39 años que le contemplan, las pocas oportunidades que está teniendo esta temporada y el escaso apoyo por parte del cuerpo técnico, esperó su momento para solucionar la papeleta, una vez más, a su querida Roma.
La explosión de júbilo de la grada solo era equiparable a la de sus compañeros, conscientes de que estaban viviendo una nueva página en el libro gordo de historia que no deja de escribir una de las mayores leyendas del fútbol italiano.
Eterno, Totti.