Cuatro victorias seguidas en liga, actualmente en puestos europeos, 30 puntos en la primera vuelta, mejor equipo vasco en primera, presupuesto equilibrado, ningún problema extradeportivo, humildad y modestia por bandera. La S.D. Eibar vive el mejor momento de su historia y no debe pasar inadvertido.
Este club debe ser un modelo para un fútbol moderno abrumado por las cifras millonarias, por los escándalos de las altas esferas, por el amarillismo informativo, en resumen, por un sinfín de asuntos que nada tienen que ver con el deporte.
El Eibar nunca se ha creído lo que no era. Por eso ha pasado su historia entre Tercera división, Segunda B y Segunda, logrando mantenerse en la categoría de plata 18 temporadas consecutivas, lo que ya era un logro muy respetable. No conforme con eso, el destino recompensó el buen hacer de la entidad eibarresa, elevándola al Olimpo, a la Primera división, al merecido reconocimiento de todo un país que estaba obligado a saber que el fútbol no se mide en millones, sino en trabajo e ilusión. Yo no puedo dejar de admirar al Eibar, ni dejaré de hacerlo. Conmigo han ganado un aficionado más.
David Maquieira Salgado