Las incoherencias en el fútbol se suman una tras otra. Siempre se ha tratado de razonar que “la mejor defensa es un buen ataque” pero en otras ocasiones se agita aquel otro dicho de que “el mejor ataque es una buena defensa”. Y en este dinámico juego de palabras sería como una suma de acertijos sujetos a confirmación porque, según las situaciones, están carentes de fundamentos prácticos. Si nos atenemos a los mercados futbolísticos, los jugadores suelen tener un valor intrínseco pero su precio oscila si citados futbolistas son porteros, defensas laterales, defensas centrales, medios centro, medios ala, medio de ataque, interiores, medias punta (Medio delanteros y medio centrocampistas), delanteros en punta jugando en banda, delanteros centro rematadores y goleadores… Podríamos multiplicar por otros muchos puestos que funcionan según que sistemas y dibujos diseñados por sus entrenadores.
“Los delanteros ganan partidos, los defensores campeonatos”, por tanto, se está produciendo en los últimos tiempos unas subidas importantes en los precios pagados por los defensores centrales.Marcelo Bielsa precisa: “El fútbol descansa sobre cuatro premisas fundamentales: defensa, ataque, cómo pasar de defensa a ataque y cómo pasar de ataque a defensa”. Por supuesto, ya no solo es la individualidad lo que cuenta sino lo colectivo y la manera de compaginar entre todos las distintas misiones. De hecho, en el actual juego de posiciones, se hace ostentación sobre los aspectos de “atacar organizados” para “defender organizados” justo en el momento que se pierde el balón.En todo caso, los dibujos que proponen los entrenadores marcan ya sus apetencias personales, digan lo que digan, e intentan acomodar a sus hombres a las ideas prefabricadas aunque siempre propugnan lo contrario, o sea, ondean la mentira piadosa de que eligen los sistemas tácticos en función de los hombres disponibles. Como quiera que sea, son muchos los entrenadores de primer nivel que cumplen a rajatabla esta premisa: “En caso de tener superioridades numéricas que sean en medio campo”. Por supuesto, ya lo aseguramos en otras ocasiones, según los dibujos y formaciones elegidas por los entrenadores sus equipos cuestan más o menos y sus presupuestos pueden resentirse…
Se asegura que España, como Selección, va mejor desde que controla el juego de combinación con sus centrocampistas… Hasta ganamos el “Mundial2010” con gol de Iniesta, como si no fuera necesario tener delanteros. En @martiperarnau (3. Julio.2016) leímos a Ricardo Zazo: “Cuando un entrenador decide construir su equipo tiene que hacer frente a varias premisas… hay algo que para mí es innegociable a la hora de haber sobre la disposición de los jugadores: la situación de los interiores en el equipo… Son fundamentales porque son la correa de transmisión del equipo, el engranaje clave de todo equipo… los garantes de un modo de jugar, no todo el mundo puede jugar en ese puesto, pues se necesita un profundo conocimiento del juego… Plasticidad cerebral a la hora de asimilar contextos e interacciones con los compañeros… la conducción se usa para favorecer espacios a los compañeros al atraer rivales (“Nunca se toca si no sale un rival”. Guardiola); o aquella otra de “Dos pases de quince metros son mejor que uno de treinta…” Los interiores son los encargados de generar el volumen de juego de un equipo… ellos ordenan cuándo jugar corto, cuándo hacerlo largo, cuándo profundo, cuándo amplio… No es igual ser interior en un sistema u otro, pues los contextos que los defines son distintos”. Personalmente, el concepto de “interiores” me remite a los antiguos 8 y 10, aquellos centrocampistas de ida y vuelta, de mucho ataque, pero también de mucha colaboración defensiva, aunque en otros momentos los antiguos “interiores” acabaron jugando de “extremos bajos”, me acuerdo del interior derecho Michel, del Real Madrid, que acabó siendo un “centrador” a lo Luis Figo en la época del entrenador Benhacker… Zazo hace alusión también al “Motor de juego” de los futbolistas de centro de campo, citando figuras irrenunciables: “centrocampista ancla” o “medios centro defensivos” (Como Busquets, Casemiro, etc.).
Otro entrenador, Miguel Fernández, la opinión de Coca, allá por 1985: “Los jugadores geniales han sido siempre, y son, los que actúan con un sentido más clarividente, más vigilante, más conscientes del juego. Y cuando alguien afirma de uno de esos futbolistas “qué fácil lo hace todo” está reconociendo, entre otros aciertos, la perspicacia y sagacidad de su conciencia”. Un centrocampista del máximo nivel como Iniesta, alguien que enriquece a su equipo cuando juega de manera sistemática, afirma: “La presión hace el juego cada vez más complicado, por lo que siempre intento tener una jugada más, una alternativa en la cabeza para cuando reciba el pase al pie”. Sin duda, tener alternativas del juego es más propio de los futbolistas que juegan en medio campo, mucho más que los delanteros (Sus alternativas son de improvisación, de regate, de disparo a puerta, de conseguir goles imprevistos); y los defensas que prevén con mayor sapiencia aquello de marcar, interceptar, anticipar, despejar, cerrar espacios para impedir goles en contra… Pero Iniesta aporta una específica visión: “El fútbol necesita más de la intuición que del físico”. Una intuición como “juicio experimentado”, característica de futbolistas veteranos con partidos disputados y experiencias consolidadas, tan solo observan una acción de juego traducen inmediatamente lo que hay que hacer a continuación. Viendo la dinámica del juego, ya saben hacia donde derivará el juego”. Como quiera que sea, los futbolistas “organizadores” compaginan todas las facetas del juego, pero para no quedarnos en visiones individualistas, por supuesto cualquier equipo necesita defensores eficaces y, a ser posible, excelentes delanteros que metan los goles que se fabrican desde atrás.
Sin embargo, los premios públicos y periodísticos se los acabarán llevando los delanteros goleadores. Por tanto, en la estructura de equipo, el portero y defensas son los pies bien cimentados en los que sostener el gran edificio. El medio campo no solo son los órganos internos fundamentales de ese cuerpo (Aparato digestivo, riñones, hígados, corazón, pulmones…) y sus interrelaciones para dar la energía necesaria a todo el cuerpo, mientras que en la cabeza están todas las respuestas programadas e intuitivas, la planificación, la creatividad, la definición, la fuerza mental… Pero, al margen de comparaciones, el equipo de fútbol, si es que lo es, recibirá todas y cada una de las aportaciones individuales orientadas a la cooperación, al trabajo colectivo, a la obtención de los objetivos grupales. Pero, en orden de importancia y por sectores, es muy difícil ordenar la importancia en el equipo. Según los precios de mercado, públicamente podríamos aseverar que el orden sería éste: 1. Delanteros; 2. Medio campistas; 3. Defensores (Incluido el portero). Otros valorarán que el motor-equipo se constituiría así, pensamiento al que yo personalmente me adhiero: 1. Medio campistas; 2. Delanteros; 3. Defensores. Lo interesante de este debate es que las valoraciones al respecto pueden ser muy variables.