Bueno,más que, en general,hablaré de mi caso….creo que antes era diablo y ahora intento,por lo menos,no serlo.Soy un padre de un niño que juega en alevines de primer año y,sí,cometo muchos de los fallos que se suelen achacar en la opinión pública a padres de niños que juegan al fútbol.Pero… ¿es así en la mayoría de los casos?¿somos los padres tan mala influencia en general?
Mi actuación como padre puede pasar a ojos de un espectador ajeno como incluso ejemplar. Nadie me verá gritar o exaltarme en un partido, en el whatsapp del equipo soy el primero en animar a niños que se lesionan o enferman y en organizar comidas y fiestas entre padres y niños o en gestionar la compra de unos regalos para los entrenadores por su dedicación.
Pero en realidad yo no me considero así. No soy de los que le preguntan al niño según llega del partido cómo han quedado,más que nada porque nunca me pierdo un partido.A veces el niño no se encontraba bien recuperado de algún achaque pero al fútbol había que ir igual (papá dixit),si la madre quería castigarlo con no ir al fútbol por algo que había hecho mal allí estaba papá para decir que con el futbol no se le podía castigar,que tenía un compromiso con el club,etc… ¡mentiras! era porque su papá estaba viviendo a través del niño lo que él no pudo hacer de niño.
Soy con el niño la persona más crítica que te puedes echar a la cara,siempre intentando corregirle los fallos cuando a él solo le interesa ( y con acierto) pasarlo bien con sus amigos.Al niño no le preocupa tener los mejores guantes pero ya se encarga papá de que los tenga.
Pero lo peor no es eso…Mi hijo es portero y en el equipo había otro portero más.La verdad es que era inferior a mi hijo y un día se perdió un partido por dos “cantadas” suyas en los últimos minutos,aunque exteriormente tenía mi fachada de padre guay hablando con los padres del otro niño diciendo que los fallos de los porteros se ven más,etc…por dentro estaba exultante,mi hijo era necesario,básico para el equipo y yo estaba que no me cabía más aire en el pecho. Ese día,reflexionando posteriormente,me dí cuenta de que estaba enfermo.
Lamentable. Me considero una buena persona y me estaba comportando como un sinverguenza.
En esta temporada han subido a mi hijo al equipo B,el otro portero se ha quedado en el C pero se ha encontrado con que su nuevo compañero en la portería es superior a él.El niño no lo está llevando muy bien pero se centrará y sacará su potencial porque es un niño y no tiene maldad de momento,solo tiene que centrarse en la nueva situación.Y a mí me ha servido para darme cuenta de mi error, de que antes de ser hooligan de tu hijo hay que ser persona y en esas estoy,intentando corregirme y apoyando al otro portero tanto o más que al que lleva mi sangre.
Y,ahora sí,generalizo…El fútbol es en este país un deporte que levanta mil pasiones y sentimientos en general tan solo por el equipo de tu ciudad o de tus amores,cuanto más no las va a levantar cuando el que juega es tu hijo para el que quieres todo lo mejor.Por eso, a veces, en algunas ocasiones,ocurren las situaciones que ocurren pero creo que son una minoría,y,siempre,por padres que son auténticos forofos del balompié.Los padres a los que no les gusta el fútbol nunca son los que montan follón así que concluyo que el problema en el fútbol base es los padres que ya son forofos del fútbol.
Un amigo que, en su momento,fue muy forofo y tuvo algún problema en algún campo me dijo el otro día algo que me encantó. Cada vez que va a ver un partido del niño piensa que su hijo no es el que es, si no que es uno de los niños del equipo contrario y que así,con empatía,no se le ocurre montar follón en ningún campo.
Sigo intentando corregirme.