Muchos son los avances, a todos los niveles, en el fútbol. Cada vez podemos observar más recursos materiales, de servicios y humanos para la mejora de este deporte y espectáculo a la vez.
Sin duda la finalidad de todo este desarrollo, de un tiempo a esta parte, no es más que el de dotar de soluciones a los diferentes problemas y demandas que han ido surgiendo. Es así como, con gran acierto, nace la gran moda del curso de entrenador, algo que se demandaba desde hacía muchos años. Gracias a esta preparación hubo una mejora en muchos aspectos, pero sobre todo se consiguió eliminar, en general, comportamientos y actuaciones en los campos de fútbol que para nada desembocaban en un ambiente educativo o constructivo, deportivamente hablando, para niños y no tan niños.
No seré yo quien critique la figura de entrenadores y educadores cuando pienso en su superlativa importancia pero como dice la frase popular “todo en exceso es malo”. Digo esto porque observo un fútbol cada vez más estudiado, controlado, predeterminado…se habla más de planteamientos que de regates o jugadas destacadas, más de elementos tácticos que de recursos técnicos…la figura del entrenador ya no es la de ayudar y guiar a un jugador o grupo de jugadores según corresponda, sino la de diseñar, plantear y estudiar lo necesario para tener en todo momento el control de los posibles ataques del rival y mover sus “peones” según de qué manera, para que estos hagan daño al rival a través de un juego también diseñado durante la semana y cargado de información y premisas para que todo salga bien.
No es más que la nueva metodología del fútbol quizás pero, ojo con el precio que se paga a cambio porque para llevar a cabo esto se colonizan terrenos antes protagonistas como la improvisación, la creatividad, el atrevimiento, la sorpresa, el riesgo…y es que en primer plano de responsabilidad sobre lo que ocurra ya no están los futbolistas si no los entrenadores.
Posiblemente el equilibrio entre una cosa y la otra sería lo óptimo pero sinceramente creo que la balanza se ha desnivelado.
Esto deriva en todos los niveles del fútbol desde el profesional al amateur con independencia de edades y sexos. Todo lo que se sale del control de un vídeo, un esquema, un planteamiento, etc., permanece ya al pasado y eso me entristece. Quizás yo solo sea lo que muchos llaman de manera peyorativa “un romántico del fútbol”, no lo sé, pero lo que tengo claro es que el fútbol está en la cabeza y los pies, no en los papeles.
Siento que el fútbol está siendo secuestrado por algunos que se elevan a la categoría de eruditos por el mero hecho de utilizar términos técnicos sobre análisis de los partidos creyéndose en posesión de la verdad. Suelen ser aquellos que descartan pisar el balón, la conducción, el uno para uno…sin saber responder porque no.
Que nadie se equivoque, no estoy en contra de la formación, de los entrenadores, de las tecnologías, del estudio del rival… pero sí de la amputación de competencias y libertades que se tenían como jugador y que desembocaban en un fútbol más rico y atractivo para todos.
Me gustaría ver más equipos y jugadores que interpretan el juego y sus situaciones, y no jugadores y equipos que se ciñen a un entramado de directrices prefijadas coartando cualquier acción que se salga de las mismas.
Como espectador y amante de este deporte solo pido una cosa: menos clases de fútbol y más fútbol con clase.