Lebron James, acompañado por un gran Kyrie Irving, continúa dándole emoción a la final de la NBA. La pasada madrugada era la primera oportunidad para que los Warriors se proclamaran campeones, pero la figura de los Cavaliers se lo impidió. Al final, el triunfo por 112-97 pone la eliminatoria en 3-2.
Aunque nadie en la historia de la NBA ha remontado un 3-1 en una final, los Cavaliers salieron a la pista con la clara intención de ser los primeros. De, al menos, llevar la serie al sexto partido. Lo consiguieron, pero no por un magnífico trabajo grupal, si no por la gran aportación de dos hombres. Por un lado, por supuesto, estuvo Lebron James cuyos números no dejan lugar a la imaginación (41 puntos, 16 rebotes, 7 asistencias, 3 tapones y 3 robos). Además, su compañero Irving aportó otros 41 puntos.
No fue el día de la estrella rival, Curry, que aunque anotó 25 puntos estuvo muy desacertado desde la línea de tres, convirtiendo solo 5 de los 14 lanzamientos intentados. El 3-2 deja la eliminatoria de lo más interesante, aunque los Warriors continúan siendo los grandes favoritos.