En mayo de 2013 el Bayern de Munich conquistó la Champions League frente al Dortmund y el Chelsea se impuso en la final de la Europa League al Benfica. Esos fueron los últimos triunfos continentales de equipos no españoles.
A partir de ahí, la hegemonía del producto ibérico, que ya era una tendencia, se confirmó definitivamente. Desde esa fecha solo han sido campeones de Europa, en cualquiera de los dos torneos, equipos españoles.
En la temporada 2013/14 se produjo la final madrileña (que podría repetirse este año) entre Real y Atlético. Los blancos se llevaron la copa en la prórroga. Unos días antes, el Sevilla se había hecho con la Europa League frente al Benfica en la tanda de penaltis.
No cambiaron mucho las cosas en la temporada siguiente. De hecho, el Sevilla repitió como campeón de la Europa League al superar en la final al Dnipro. En la Champions fue el Barça el que prolongó el entorchado español, superando con soltura a la Juventus.
Y llegada esta temporada todo apunta a la perpetuación de los españoles en el poder. El Atlético consiguió ayer el pase ante la amenaza más evidente. En un alarde de fe superó al Bayern de Munich y consiguió el primer pasaporte a la final de Milan. Pelearán por el segundo, esta noche, el Real Madrid y el City. El 0-0 de la ida le da bastantes opciones a los blancos.
Y en la Europa League, se disputa mañana la vuelta de las dos eliminatorias, las dos con candidatos y favoritos españoles. En una de ellas está el Villarreal, que visita el difícil campo de Anfield, pero tras haber cosechado un gran resultado en la ida en El Madrigal. El 1-0 obliga al Liverpool a mirar a las dos porterías al mismo tiempo. Por otra parte, también tiene un gran resultado el Sevilla, que empató a dos goles ante el Shakhtar. Ahora juega en casa y solo le queda rematar la faena para jugar su tercera final consecutiva.