Desde Siguetuliga lanzamos “el mejor momento de nuestra historia”, una serie de artículos que girarán alrededor de clubes humildes que han conseguido hacerse un hueco en el fútbol nacional. Los protagonistas son equipos de urbes pequeñas, de barrios o de pueblos perdidos en algún lugar de la geografía española, equipos que se han acostumbrado, a lo largo de su historia, a recorrer carreteras comarcales y a jugar en campos embarrados, pero que ahora disfrutan del mejor momento de su historia.
En esta tercera entrega hablamos del Rápido de Bouzas.
Dentro del profuso ecosistema de la ciudad gallega de Vigo, la villa de Bouzas se reivindica como un lugar con identidad propia, con una idiosincrasia muy particular. Denominado en ocasiones como barrio o parroquia, Bouzas fue, desde el siglo XVIII hasta inicios del XX (1904, para más concreción), un ayuntamiento independiente, antes de pasar a ser parte integrante de la ciudad de Vigo. Ese sentimiento de pertenencia, sin embargo, no se ha desvanecido. Villa esencialmente marinera, ha resistido al embate del tiempo y se ha aferrado estoicamente a sus orígenes con el objetivo de no convertirse en un barrio más anexionado por la urbe. Es un lugar con aroma a pasado en el que el tiempo parece transcurrir con mayor lentitud, alejado del frecuente trajín que impera en las zonas más bulliciosas de la ciudad.
El fútbol, que desde sus albores ha tenido un innegable componente social, contribuye a incrementar ese sentimiento de ser boucense. La constitución del club se produjo en el año 1914, y el equipo estaba integrado exclusivamente por chicos de la zona. En 1917, cuanto todavía no existía la estructura futbolística nacional con la que nació la Primera División, el Rápido Foot-ball, nombre primigenio del club boucense, se inscribió en la segunda categoría a nivel regional de Galicia. En la temporada 1921-22 finalizó en la primera posición, pero no le permitieron acceder a la categoría superior, terreno vedado para equipos que no perteneciesen a la élite balompédica gallega.
En 1924 se llevó a cabo la fusión de los dos clubes más importantes de la ciudad de Vigo: el Real Fortuna y el Real Vigo Sporting Club. El Rápido fue invitado a ser partícipe del megalítico proyecto, pero lo rechazó para mantener su identidad, en una muestra de ese sentimiento boucense al que aludíamos con anterioridad. A medida que el deporte incrementaba su atractivo mediático y el profesionalismo se instalaba en el fútbol, el Rápido, opuesto a esta visión mercantilista del mismo, se vio obligado a abandonar la división en la que había estado compitiendo durante algo más de una década. Junto a otros clubes de Vigo y de municipios limítrofes, el equipo gualdinegro organiza una liga local para equipos modestos, en la que pasa la primera mitad de los años treinta, hasta que la Guerra Civil española obliga a un cese forzado de la actividad deportiva.
El Rápido Foot-ball pasó gran parte de sus primeros años compitiendo en la liga local de Vigo, sin más pretensión que la de disfrutar jugando al fútbol y sin adentrarse en categorías regionales
El equipo regresó en 1942 bajo la denominación actual de Rápido de Bouzas, ya que no podía retomar el nombre antiguo porque la legislación franquista no aceptaba el empleo de extranjerismos, y se trasladó al Campo de La Florida, ubicado en la avenida viguesa del mismo nombre, próxima a Balaídos. Su regreso a la competición fue fulgurante: en su primera temporada logró la primera posición en la liga local de Vigo; el año siguiente repitió en Segunda Regional, encadenando dos ascensos consecutivos y accediendo a Primera Regional, donde también consiguió alzarse con el campeonato en su campaña de debut, clasificándose de este modo para la promoción de ascenso a Tercera División. En esta eliminatoria, no obstante, cayó ante el Betanzos, por lo que no consumó el salto de categoría.
Esta no sería, ni mucho menos, la peor noticia para los boucenses, que se quedaron sin campo en el que disputar sus partidos y tuvieron que darse de baja. Cuando volvieron a inscribirse, un año después, tuvo que hacerlo de nuevo en la categoría más baja de la liga local de Vigo, y no pudieron alcanzar las cotas alcanzadas en los años pretéritos, viéndose relegado a transitar durante toda la década de los cincuenta en la categoría local de la ciudad olívica.
Poco después de haber estado a punto de ascender a Tercera División, el Rápido de Bouzas se quedó sin campo en el que competir y se vio obligado a darse de baja en la federación. Cuando volvió, lo hizo en la liga local de Vigo
El período más esplendoroso del conjunto boucense llegó en la década de los sesenta: en la temporada 1960/61 ascendió a Primera Regional, donde desde el primer momento se instauró en la élite, y tras varios años rozándolo, al cuarto intento promocionó a Tercera División por primera vez en su historia.
Así, en la temporada 1965/66, el Rápido de Bouzas compartió categoría con clubes de la talla de la SD Compostela, el Rácing de Ferrol (por aquel entonces denominado Club Ferrol), el Club Deportivo Lugo o el Club Deportivo Ourense, y también con varios equipos residentes en Vigo o en sus proximidades, como el Coruxo, el Gran Peña o el Choco, lo que desembocó en algunos partidos de rivalidad local. La temporada fue satisfactoria para los intereses del conjunto boucense, que finalizó en una meritoria octava posición, logrando la permanencia con un margen de siete puntos.
La siguiente campaña, el Rápido también ocupó un lugar en la mitad de la tabla, concluyendo en el décimo puesto de la división. El camino emprendido por el equipo gualdinegro, que en menos de una década había pasado de competir en ligas locales a asentarse en Tercera División, daba muestras del buen hacer en torno al club.
Sin embargo, en la 1967/68 se puso fin a la etapa del club en Tercera, debido a una reestructuración en las categorías que provocó que aquel descendiesen seis equipos en un grupo de dieciséis. Fue la peor temporada del Rápido desde su ascenso a la división de bronce, finalizó decimotercero y certificó su descenso a categorías regionales con varias jornadas de antelación.
El descenso de Tercera División y los problemas económicos provocaron que el Bouzas comenzase la etapa más infausta de su historia, con más de treinta años entre ligas locales y regionales
Por si fuera poco, debido a motivos económicos el equipo descartó inscribirse en Primera Regional y volvió, por tercera vez, al punto de partida: la liga local de Vigo. Los problemas presupuestarios llevaron al club a tomar la decisión de no competir en divisiones regionales, lo que propició que pasase casi veinte años sin salir de la ciudad olívica, en la que cosechó varios campeonatos locales bajo la presidencia de Baltasar Pujales, que da nombre al actual estadio del equipo.
La reinscripción del Rápido de Bouzas al fútbol comarcal se produjo en la campaña 1987/88. Desde ahí, el crecimiento fue paulatino: ascendió a Primera Regional en 1991 y a Regional Preferente, quinto escalón del fútbol nacional, en 1993. En esta década emergió una preocupación por el fútbol base, una apuesta que acabó revirtiendo positivamente en el primer equipo.
La fantástica gestión de los gualdinegros conllevó que el asentamiento en Preferente no fuese una empresa dificultosa, de hecho, cada año el equipo estaba más cerca de las posiciones de honor. El culmen de esta escalada lo vivió en la temporada 1998/99, en la que consiguió un segundo puesto en el grupo, que le dio acceso a una promoción de ascenso en la que salió victorioso, regresando de este modo a Tercera División.
Quedaba por delante la tarea de conseguir que la nueva estancia del Rápido de Bouzas en la máxima división autonómica fuese más prolongada que la anterior. Y vaya si se consiguió. En la campaña 1999/00 realizó una primera vuelta fantástica, en la que llegó a estar en los puestos altos de la clasificación, y aunque luego bajó el rendimiento logró la permanencia —que era el verdadero objetivo— con holgura. Tras un decimosegundo y un decimocuarto puesto, en la 2001/02 finalizó quinto y tuvo opciones de disputar play off hasta la última jornada.
Desde su segundo y último ascenso a Tercera División, hace ya casi 20 años, el Rápido de Bouzas se ha convertido en un clásico del fútbol gallego, asentándose plenamente en la categoría
En la siguiente campaña demostró que su buen hacer no había sido fruto de un casual buen año y concluyó en cuarta posición, lo que le otorgó una plaza en la liguilla de ascenso a Segunda División B. Sus rivales: Fuenlabrada, Promesas Ponferrada y Caudal de Mieres. Las dos victorias cosechadas por los gualdinegros en las dos primeras jornadas hicieron soñar a los bouzanos, pero a estas les siguieron dos derrotas y una victoria más en la quinta fecha. Así, a falta de solo una jornada, el Rápido lideraba el grupo con 9 puntos, por 8 del Fuenlabrada, 5 del Ponferrada y 4 del Caudal; teniendo pendiente el partido en tierras asturianas, en el que una victoria del Bouzas le daría el ascenso. Pero hubo batacazo: un contundente 6-3 a favor del Caudal y un empate en el otro partido dio el ascenso al Fuenla.
Esa dolorosa derrota hizo daño al Rápido, que al año siguiente se quedó en una decepcionante decimocuarta posición. En la 2004/05 volvió por sus fueros y concluyó como sorprendente líder del grupo gallego. En esta ocasión, el formato de ascenso había cambiado y para ascender debían superar dos eliminatorias a ida y vuelta. En la primera eliminatoria se deshicieron del Langreo (0-0 en Asturias, 2-0 en el Baltasar Pujales), y en la segunda se enfrentaban al Móstoles. Se trajeron de la ida en tierras madrileña un 1-1 que dejaba el envite plagado de incertidumbre. Pero un mal inicio de partido provocó que a la media hora el Bouzas fuese 0-2 abajo, además de contar con un jugador expulsado. El Rápido tiró de casta y llegó a empatar el partido, anotando el 2-2 en el minuto 87. Pero todavía faltaba un tanto, que no llegó (marcaron uno en el descuento que fue anulado) y que dio al traste con la ilusión de conseguir el ascenso a Segunda División B.
A aquella gran temporada que acabó de forma decepcionante le siguió, tal como sucediera la vez anterior, un año malo en el que el club boucense acabó decimoquinto. Desde entonces pasaron varias temporadas sin pena ni gloria, siempre en la zona media de clasificación: lejos de los puestos de promoción y con suficiente ventaja sobre los puestos de descenso. Entre la temporada 2009-10 y la 2015-16 sumaron tres décimos puestos y cuatro octavos, en un alarde de regularidad que resulta una rara avis en el fútbol actual.
Ese tránsito de varios años por la zona intrascendente de la clasificación provocó que el éxito del año pasado resultase sorprendente. El Rápido de Bouzas realizó una temporada 2016-17 por encima de las expectativas, y acabó segundo, solo por detrás del Fabril. Para alcanzar el ascenso, no obstante, los de Patxi Salinas tendría que superar tres eliminatorias.
En la temporada 2016-17, el Rápido de Bouzas dio la sorpresa y concluyó la competición en segunda posición. Para conseguir el ascenso que se había escapado en 2005 debía superar tres eliminatorias a ida y vuelta: Cayón, Villa de Santa Brígida y Peralada fueron los rivales. Y todos ellos sucumbieron.
En la primera sometieron sin demasiadas dificultades al Cayón (vinieron con un 0-2 de Cantabria que refrendaron con un 4-0 en casa) y en la segunda dejaron por el camino al Villa de Santa Brígida (0-1 en Canarias, 1-0 en tierras gallegas). El último escollo era el Peralada, filial de hecho del Girona. En el primer partido, la ría de Vigo vio cómo los catalanes se adelantaban con un gol en propia puerta, cómo el Rápido se quedaba con diez, en un presagio incumplido de su anterior promoción de ascenso, y cómo los gallegos conseguían igualar con un tanto de penalti en el tramo final. 1-1 y todo se decidiría en territorio gerundense.
Allí, Pablo Carnero adelantaba a los gallegos a la media hora, pero el Peralada igualaba el choque poco después, y a la vuelta de los vestuarios lograba remontar el partido con un 2-1 que dejaba al Bouzas contra las cuerdas. Un gol de Diego Diz ponía el 2-2 que metía al Rápido de nuevo en Segunda B, gracias al valor doble de los goles anotados en feudo rival (misma norma que le había negado el ascenso en la 2004-05). Los gallegos tuvieron ocasiones para sentenciar la eliminatoria, pero no lo hicieron y acabaron sufriendo, pues el Peralada también tuvo una oportunidad clara en el descuento. Sin embargo, la conclusión del partido llegó con el 2-2 en el luminoso, que significaba que el Rápido de Bouzas jugaría la próxima temporada en Segunda División B.
Así, el club de una villa de Vigo que se resiste a perder su identidad, el equipo que hasta hace treinta años se limitaba a competir en ligas locales, pasa por un período de bonanza en la división de bronce del fútbol nacional. La cuarta posición que ocupa actualmente excede a las pretensiones de un club que llegó con el objetivo de lograr la permanencia. Con 40 puntos en el bolsillo tras 22 encuentros disputados, la salvación ya está prácticamente sellada, con una antelación que no habían previsto ni los más optimistas del lugar. A partir de ahora, toca soñar, y que sea el balón quien dicte sentencia. A los aficionados del Bouzas solo les queda disfrutar, porque están viviendo el mejor momento de su historia.