Desde Siguetuliga lanzamos “El mejor momento de nuestra historia”, una serie de artículos que girarán alrededor de clubes humildes que han conseguido hacerse un hueco en la categoría de bronce del fútbol nacional. Los protagonistas son equipos de urbes pequeñas, de barrios o de pueblos perdidos en algún lugar de la geografía española, equipos que se han acostumbrado, a lo largo de su historia, a recorrer carreteras comarcales y a jugar en campos embarrados, pero que ahora disfrutan del mejor momento de su historia.
En esta primera entrega hablamos sobre el Club Deportivo Artístico Navalcarnero.
Aunque fue fundado en el año 1953, el Navalcarnero no comenzó a competir hasta la temporada 1961/62, cuando fue inscrito en la Tercera Regional de Madrid. Desde ahí fue creciendo lentamente, logrando ascender algunas divisiones, pero sin llegar a abandonar en ningún momento las categorías regionales. Pese a ser conocido por ser un importante destino turístico, debido fundamentalmente a su patrimonio arquitectónico, este municipio ubicado al sur de la capital cuenta con apenas 25.000 habitantes. En 1977 adquirió su peculiar denominación, Club Deportivo Artístico Navalcarnero; y fue una década después, en la temporada 1987/88, cuando consiguió al fin asomarse a la Tercera División, donde fue capaz asentarse, llegando a encadenar seis temporadas consecutivas en la categoría. A partir de la campaña 1992/93 entró en una dinámica de equipo ascensor, con varios cambios de división: ese año descendió a Regional, dos después volvió a Tercera, para repetir los mismos movimientos en las subsiguientes.
Con el devenir de los años, el Navalcarnero consiguió la estabilidad necesaria para mantenerse en Tercera División, e incluso se convirtió en uno de los equipos punteros de la comunidad con la llegada del Siglo XXI. En la campaña 2001/02 finalizó en tercera posición, lo que le permitió disputar, por primera vez en su historia, una fase de ascenso a Segunda División B. Sin embargo, solo pudo ser tercero en un grupo en el que ascendió el Avilés Industrial. Al año siguiente, el conjunto madrileño terminó segundo de su grupo, si bien fue incapaz, de nuevo, de imponerse en el grupo de promoción, en el que triunfó el Palencia. Pero la perseverancia acabó dando sus frutos, precisamente el año en que menos factible parecía. El Navalcarnero se clasificó para la fase de ascenso con algún que otro apuro, pues fue cuarto, empatado a puntos con Las Rozas, quinto, y hubo que recurrir al gol average para dirimir quién disputaría la promoción.
Tras perder dos fases de ascenso consecutivas, con el cambio de formato de la promoción el Navalcarnero logró su primer ascenso a Segunda B en la temporada 03/04
Esa temporada, la 2003/04, cambió el formato: se eliminaron los grupos de ascenso y se disputaron dos rondas a ida y vuelta. En semifinales, el Navalcarnero se deshizo del Cerceda por la mínima (1-0 en Madrid, 0-0 en Galicia), y en la final quedó encuadrado con el Norma San Leonardo, de Yagüe (Soria). En tierras madrileñas vencieron por 1-0, pero los sorianos hicieron lo propio en la vuelta (2-1). El valor doble de los goles en feudo rival, sin embargo, otorgó el ascenso al Navalcarnero, que ascendía, por primera vez en su historia, a la categoría de bronce del fútbol español.
Su primera irrupción en tan alta esfera fue complicada. Venció al Celta B en su debut en la categoría, pero el nivel de la misma le resultó abrumador, con rivales de la talla del Rayo Vallecano, UD Las Palmas, Leganés o Real Madrid B. Así, el Navalcarnero pasó una temporada dura en la que finalizó penúltimo con 30 puntos, y el descenso a Tercera División se certificó con varias jornadas de antelación.
Para un equipo recién descendido siempre es complicado habituarse a la Tercera División. El Navalcarnero no cayó con buen pie en su regreso al grupo madrileño: concluyó duodécimo en la 2005/06. Al año siguiente mejoró con una séptima posición, y el posterior trajo consigo una nueva evolución que le llevó a finalizar segundo, tras el Ciempozuelo. En la fase de ascenso se vio las caras con el Granada Atlético. Los andaluces se adelantaron en casa (1-0), idéntico resultado que se dio en la vuelta, lo que llevó irremisiblemente la eliminatoria a una prórroga que no decantó el resultado. En una agónica tanda de penaltis, el Navalcarnero se llevó el pase a la ronda definitiva, en la que se enfrentaría al Granadilla extremeño. Un contundente 3-0 dejó a los madrileños con pie y medio en la Segunda B, y la ventaja fue suficiente para hacer inservible el 1-0 de la vuelta y confirmar su vuelta tres años después.
Así, la temporada 2008-09 significó una segunda oportunidad para el Navalcarnero, que afrontaba la campaña con el objetivo de lograr lo que no logró en su primer intento: la permanencia. Cerró la primera vuelta con 22 puntos, unos guarismos que le permitirían alcanzar su meta, y afrontó el último tramo de la temporada por encima del descenso. Pero en ese último sector, el equipo madrileño pasó por una dinámica de seis derrotas consecutivas que le hicieron caer a posiciones de descenso. Aun así llegó a la última jornada con opciones de alcanzar la salvación: para ello tendría que vencer al Fuerteventura, que no se jugaba nada, y aguardar un tropiezo de Las Palmas Atlético, que recibía al Atlético de Madrid B. El Navalcarnero cumplió con su parte al vencer por 2-1, pero los canarios no fallaron y la segunda etapa del conjunto madrileño en Segunda B resultó ser tan efímera como la primera.
El descenso sufrido por el Navalcarnero en la última jornada de la 08/09 le llevó a una etapa que desembocó en su regreso a categorías regionales tres lustros después
Con ese descenso dio inicio el período más oscuro de la historia reciente del Navalcarnero. En su regreso a Tercera División fueron séptimos y en la siguiente decimosextos —aunque con un margen bastante amplio sobre el descenso—, pero en la 2011/12 la inercia descendente les llevó a cosechar tan solo 34 puntos, que propiciaron su vuelta a las categorías regionales quince años después de abandonarlas por última vez.
En esta ocasión, por suerte para el equipo madrileño, se cumplió ese aforismo que asegura que, en ocasiones, es necesario tocar fondo para tomar impulso. Ese infausto descenso, ese reencuentro con el microcosmos futbolístico en el que habitó en sus inicios, sirvió como el punto de inflexión que le catapultó al mejor momento de su historia. Dos años después de descender a regional, el Navalcarnero volvió a Tercera División, pero esta vez ya no era el equipo inexperto de sus primeras veces, sino un club con un pasado en Segunda B, así que decidió que no necesitaba período de adaptación y se lanzó a por el ascenso.
Ese año, temporada 2014/15, acabó segundo en un final de temporada extremadamente igualado en el grupo madrileño de Tercera. Sin embargo, el Cayón les eliminó en la primera eliminatoria (0-0 en Cantabria, 1-1 en Madrid). El Navalcarnero no consiguió el ascenso, pero había vuelto a ser un club competitivo. La campaña siguiente repitió segunda posición y firmó una excelsa fase de ascenso. Remontó la primera eliminatoria ante el Tenisca (2-1 en Canarias, 2-0 en la vuelta) y la segunda ante el Fabril (2-1 en A Coruña, 1-0 en Madrid). Y en la última eliminatoria, empató 2-2 en Tarazona y venció ante su afición por 2-0 para regalarles su tercer ascenso a Segunda División B.
En mayo de 2014, el Navalcarnero jugaba en Regional; en septiembre de 2016 regresaba, esta vez para quedarse, a la Segunda División B
Su tercer intento por permanecer en la división de bronce fue, al fin, fructífero, aunque la empresa distó mucho de ser sencilla. De hecho, solo aventajó en un punto al Mensajero, descendido, y empató en puntuación con el San Sebastián de los Reyes, que tuvo que disputar la promoción de permanencia. Su primera vuelta dejó el objetivo muy encarrilado, al sumar 27 puntos que resultaron, posteriormente, vitales. Se llegó a la última jornada con todo por decidir, pero al contrario que en su anterior visita a la categoría, en esta ocasión el Navalcarnero dependía de sí mismo. Si vencía a la Real Unión de Irún en casa, lograría la permanencia. Si fallaba y Sanse y Mensajero ganaban, le mandarían al pozo. Pero ganó, rechazando tajantemente la posibilidad del descenso y consiguiendo la ansiada permanencia.
La consecución de su objetivo le ha sentado francamente bien al conjunto madrileño, que está viviendo indudablemente el mejor momento de su historia. Cerró la primera vuelta de la actual campaña con su mejor marca en la categoría, 29 puntos. Actualmente ocupa la cuarta posición en la tabla clasificatoria, y aunque a estas alturas de la competición es necesario escapar de la euforia, la ilusión aumenta en esta localidad madrileña. Entrar en promoción de ascenso no es un objetivo exigible, pero una vez que la permanencia esté cerrada, nada le impedirá soñar.
Fotografía de portada: Twitter @CDANavalcarnero