El nuevo estadio del Zenit de San Petersburgo, construido en 2007 es uno de los más modernos de Rusia. De hecho, está fijado como sede de una de las semifinales del próximo Mundial que se celebrará allí en 2018. Sin embargo, en las últimas horas ha sido noticia por las deficiencias que muestra a dos años y medio de la celebración del evento.
La construcción de la sede ya nació mal. La polémica por los cambios de constructora, continuos retrasos y sospechas de corrupción manchó desde bien pronto el estadio fijado en San Peterburgo, que cuenta con butacas para 66.000 espectadores y techo retráctil.
También fue polémica la elección del arquitecto. El japonés Kise Kurokawa fue nombrado para realizar una obra similar al magnífico estadio que había construido en su país, el Toyota Stadium. Pues bien, las grietas, solo nueve años después de su construcción, son evidentes y no está claro en qué condiciones va a llegar a la próxima cita mundialista.
