El pasado fin de semana tuvo lugar un hecho insólito en el mundo del fútbol. En la Segunda Andaluza de aficionados de Granada un hombre saltó al terreno de juego, se sacó el pene del pantalón y trató de golpear con él a una árbitra asistente del encuentro. El duelo, entre el Abes y el Gabia, finalizó con 3-2 en el marcador, pero eso quedó en una anécdota tras la lamentable agresión, con un claro tinte sexual.
Así lo explica la web arbitro10.com, apoyada por el acta arbitral. En ella, el colegiado explica claramente los pasos dados por el individuo, identificado además como jugador del Céltic de Pulianas, al que nada le iba en el encuentro: “Entra en el terreno de juego y se acerca al asistente número 1 y le intenta dar con su pene en la mano, sacándoselo previamente”.
El partido terminó de jugarse con total normalidad, a pesar del desafortunado incidente aunque, como es lógico, se ha visto reflejado en el acta. La presión y las faltas de respeto a los colegiados ya están demasiado arraigados en el deporte del fútbol. Hay gente que considera que el precio de la entrada le da derecho al insulto o al menosprecio. Llegar a sacarse el pene para tratar de denigrar a una mujer no deja de definir al personaje, al que al menos debería esperarle una buena sanción.