El Confidencial publica hoy una noticia de esas que dejan a la gente boquiabierta. Leyendo a Rafael Méndez, redactor de este medio, más de uno se quedará impresionado sabiendo que hay ex futbolistas cobrando un pensión de invalidez por no poder jugar y que lo harán ¡hasta la jubilación!
Uno de los casos explicados es el de Íñigo Vélez, que tras una exitosa carrera en Segunda y Primera División colgó las botas a los 33. Su maltrecha rodilla le ha otorgado una “imposibilidad permanente total”, lo que explica que no podrá jugar más al fútbol. Entonces, recibirá un prestación de unos 1.800 euros hasta que se jubile. Eso sí, ¡puede trabajar de otra cosa! De hecho es entrenador de fútbol base.
Otro caso similar y más llamativo todavía es el de Amunike, que se lesionó en 1997, siguió jugando casi diez años más y después solicitó una invalidez que también le otorgaron. Primero se la negaron porque el juez entendía que sus 36 años eran lo que le condicionaba a no poder rendir, pero recurrió y le dieron la razón. También cobrará una cantidad similar a la de Vélez hasta que se retire, pudiendo trabajar en lo que crea oportuno y viviendo la vida en Santander.
Mas justificable parece el caso de Álvaro Benito, que vio truncada su meteórica carrera a los 20 años. Aún así, con los 39 que tiene ahora, ¿seguiría jugando? ¿Tiene sentido que siga cobrando esa prestación hasta que se jubile?
Pero entre todos, el caso más llamativo es el de Julen Lopetegui. Entrenador del Oporto, que además se lleva de las arcas públicas españolas un buen pellizco cada mes. Decidió colgar los guantes con 36 años, siendo el portero de más edad de la Liga y argumentó que las lesiones le impedían seguir jugando. Pues tras perder y recurrir, consiguió que la Seguridad Social tenga un “detallito” con él de aquí a que se jubile, aunque algún día se pueda convertir en el entrenador mejor pagado del mundo. ¿Por qué? Porque las lesiones le hicieron retirarse. Si no, por supuesto que Lopetegui seguiría siendo titular en el Rayo con 49 años. Nadie lo duda.
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